Actividades Texto de los sofistas
1.- Explica los dos argumentos que utilizan los sofistas para concluir que las normas morales son convencionales.
El primero de ellos es la falta de unanimidad acerca de las normas morales: lo que se considera bueno, malo, etc. es distinto, no sólo en distintas sociedades, sino, incluso, entre distintos individuos o grupos dentro de la misma sociedad. Si las normas morales fueran naturales (no convencionales) habría las mismas.
El segundo argumento parte de comparar lo que mandan las normas morales con lo que manda la naturaleza humana; dado que ésta es natural, si lo que mandan las normas morales no coincide, las normas morales serán convencionales.
A partir de ahí, los sofistas comienzan por señalar que la naturaleza humana es lo que quedaría de un ser humano si pudiésemos eliminar de él lo aprendido, social y cultural. Es decir, identifican la naturaleza humana con lo natural-biológico-innato.
El problema reside en saber en qué consiste, puesto que los seres humanos tenemos elementos sociales y culturales en nuestra conducta. ¿Dónde encontrar, entonces, la verdadera naturaleza humana? La respuesta de los sofistas es ésta: en los niños (son tomados como ejemplo de seres humano en los que no hay esos elementos culturales y sociales y, por tanto, como ejemplos de la naturaleza humana.
Establecido esto, observando la conducta de los niños, piensan los sofistas, sabremos en qué consiste la naturaleza humana. De esa observación llegan a la conclusión de que los niños seguían por dos únicos impulsos: la búsqueda del placer y la huida del dolor y el deseo de dominio del fuerte sobre el débil.
Por tanto, las normas morales, que mandan algo que no coincide con lo que dicta la naturaleza human, serán , pues, no naturales, es decir, convencionales.
2.- Explica la última frase del texto: "al ir contra ambas normas, la moral vigente no solo es convencional, sino también antinatural".
Una vez establecido, por parte de los sofistas que esos dos impulsos constituyen la naturaleza humana, llegan a la conclusión de que las normas morales no sólo son convencionales, es decir, no naturales, al mandar algo distinto de lo que manda la naturaleza humana, sino que, además, son antinaturales, puesto que mandan lo contrario; así, frente al impulso natural de la búsqueda del placer y la huida del dolor, la moral manda el sufrimiento, el sacrificio, etc. y, frente al impuso del deseo de dominio del fuerte sobre el débil, la moral manda la compasión, la solidaridad, et,
